Wednesday, July 16, 2008

Agua que cae


Humos precisos que vienen y van y el sillón postrado ante la ventana la cual ve llover el día mas hermoso y mas tierno que se postra sobre los ojos de aquel que en su manos lleva un puro y un una copa de tinto. Verdes de alborozo que se muestran a través del cristal , tan vanos y vulgares, el tronco de los arboles rebosantes de agua, felices de recibir el manto sagrado de la vida en la cual todos necesitamos contener nuestras penas y mayores fantasías de alas obscuras obstinadas al aferre eterno de las cadenas con que se muestra nuestra vida mientras pasa delante de nuestros ojos como viendo el reloj que retrocede cada ves que lo miramos a través de su cubierta de cristal, la cual lo hace mas ciegos y momentáneos que antes.


La vista que se nos ha legado es para obtener el vértice de cada uno de las cosas amorfas que se nos muestran de frente como si no las hubiéramos tocando antes con el paladar del bosque negro que recorremos a diario en las noches de sueños blancos que nos reciben por el alba de un sol candente que penetra en nuestras pupilas de lejanos desiertos y que lleva al extraño desorden, aquellos místicos enigmas, donde siempre hemos recorrido en un camello u otro, de aguas pacificas y oasis encubiertos con la sequedad de una destemplada tormenta de arena que ciega nuestro cerebro para no obtener visión alguna de lo que delante de estos cristales con los que el hombre deslumbra el tiempo antes sus ojos con la lluvia.


Bocanadas de humo emergen de su boca, el tiempo no se mueve porque no lo mira, lo único que pasa es la lluvia el lento movimientos de las plantas las cuales recorren gotas de magia elegante, y anhelante , el puro se consume como la vida que esta delante de la copa de tinto la cual refleja los colores mas ávidos del día lluvioso. Observar como todo el día lúgubre de lluvia se ha convertido en el fino unicornio de transformación pegacica que incluye la verdadera razón de la vida y no se necesita de violonchelo ni de colores mágicos que reanuden el cerebro, sino la fantasía de no existir y existir en un todo al mismo tiempo, llevando sobre los hombros esa carga del día que continúa y la vida que tantos obtienen al ver que sus ojos se cierran para volverse a encontrar con el desdén del día siguiente.

1 comment:

La Maga** said...

El final me golpeo fuerte y delicadamente, que hermoso es dejar el agua caer.